lei esa frase hace mucho tiempo. . . parecen siglos.
significó algo para mí en un momento.
ahora está en un blog, y no sé si le hace justicia eso.
asi admito que desconfio de este medio, de los blogs, su contenido
y la particular relación que definen entre el hombre y la maquina, hoy.
pero por esta madrugada ya está, ha comenzado:
nos arrellanamos en este sillón tecnológico para putear un poco al universo.
solíamos decir que el arte –como el sueño- es casi siempre un acto antagónico de la vida diurna.
plan para sonámbulos está hecho con los escombros de esas noches inexactas,
más cercanas a un guión sin remate: un poemario escrito desde la trinchera del sonambulismo.
sus poemas prestan más atención al infinito que a la lógica, al instinto que a la razón.
tambien hay espacio para la referencia, esos datos tan necesarios al octavo dia del naufragio.
y la necesidad de instalar en el lector una duda, un cierto olor.
plan para sonámbulos es un libro para abrir a cualquier hora del día, pero no para dormir tranquilo.
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